A Andolini le gusta dominar chicos y nunca tiene suficiente. ¡Mientras se chupa por Cocksucker en su coche, le dice al tonto que hay otro tipo en su maletero! Cocksucker no vuelve pero sí Andolini tiene su último juguete pasivo perfectamente entrenado esperando en el maletero para que sea su turno. Andolini lo saca de allí y lo pone en el trabajo en su gran pieza, el comandante como un pequeño juguete remoto. El tipo obedece el dedo y el ojo, perfectamente formateado por su jefe con la voz caliente demasiado venda. Cocksucker sólo tiene un deseo: ver a Andolini volar su puck gimiendo con su voz masculina.