No estaban exactamente sorprendidos cuando sus hijos llegaron con orgullo cargando al Padre Tomásquo; sus bolsas de regalo del Día.
Había gentesquo; no mucho acerca de sus hijos que se sentían; no volteó a los dos hombres, pero este adorable gesto de afecto envió su lujuria en exceso. Sus ojos se encontraron y sabían exactamente lo que querían hacer. Los regalos podrían esperar. El regalo que estos hombres querían de sus hijos era dórsquo; no en una bolsa.
Rápidamente tiraron a los chicos sexys sobre sus vueltas y tan rápido arrancaron esos pantalones cortos, revelando los traseros más sexys que cualquiera hombre había visto.
La vista era demasiado buena para resistir y ambos hombres muerden entre mejillas suaves y firmes, sus lenguas buscando agujeros de niño dulce apretados. Tongues fueron seguidos por dedos cavando en profundidad y abriendo a los chicos para las pollas gordas que estarían saqueando esos agujeros sexy pronto. Los obedientes, cachondos, los muchachos se sometieron felizmente a su padre Tomás; sus deseos, arqueando sus espaldas para un mejor acceso, y votando gemidos seductores de aliento.