Estaba temblando incontrolablemente cuando golpeé a mi padre, el Maestro Nieve Pulido#039; la puerta de la oficina. Entré y él inmediatamente exigió que me desnudara. Luego me instruyó para subir a su escritorio. Me tiró alrededor, reposicionando y manipulando mi cuerpo en contorsiones que yo hice caer#039; no sabía que eran posibles. Nunca he permitido que un hombre me lleve antes, pero al instante supe que estaba listo para ofrecerme a él. Me dijo que me doblara sobre el escritorio y, segundos después, sentí la punta de su enorme pene recubriéndose con mi agujero. Luego empezó a empujarse hacia mí. Mi cuerpo inmediatamente entró en un sudor frío. Era agonizante y, sin embargo, al mismo tiempo, se sentía bien. Sentí que era mi deber quizás incluso mi propósito de placer Master Snow.
Después de un tiempo, me dijo que me metiera en la espalda y, como estaba, apretó sus labios contra los míos por primera vez. Fue como algo de una película. Estaba siendo barrido de mis pies. Lo siguiente que supe, me recogió y me sostenía en sus brazos, besándome mientras molía su polla en mi cuerpo brillante.
Me tiró de vuelta al escritorio y me clavó en cada posición concebible. Estábamos conectados. Su polla ya no era un objeto extraño entrando en mi cuerpo, era parte de mí.
En ese momento sentí que su carga mágica me caía encima, llenando cada pulgada de mi interior. Me quitó la cabeza y me besó de nuevo con más pasión e intensidad. Sabía que había comenzado algo muy especial.