Me senté a Eli en el sofá de mi oficina y era tarde#039; no mucho antes de besar. ¡Y esos labios! Qué placer es besarlos...
Lo tengo que parar para poder correr las manos en las piernas de sus pantalones cortos y enterrar mi cabeza en su entrepierna. Poco a poco levanté el trompo por los muslos y su polla gigante de repente rebotó como un gato-en-una caja.
Inmediatamente lo obtuve en mi boca, y dentro de segundos se estaba ahogando.
Tomó el control, me ordenó bajar al sofá y raspar su sexy lengua pequeña en mi culo. Momentos más tarde, estaba asfixiando, empujando su polla cruda hacia mí desde atrás. ¡Santo cielo, ese joven sabe follar! Va como un loco. ¡Tanta resistencia! ¡Oh, tener un pene adolescente otra vez!
Me arrojó a mi lado y prosiguió el ataque, mirándome hacia abajo, sus mejillas jóvenes rociando rojo con emoción.
Me empujó a mi espalda y empezó a golpearme. Su polla sintió como si fuera alojada en algún lugar profundo dentro de mi estómago. Todo mi cuerpo empezó a temblar.
Arruinó su carga en mis entrañas. Podía sentir su polla contratando con cada chorro de jugo que me disparó. Y mientras él sacaba, podía sentir una larga serpiente de esperma fluyendo de mi culo, que, como un profesional, me empujó de nuevo.