Tom #039; es un joven atleta talentoso y yo soy el afortunado que llega a ser su entrenador. Ayer por la tarde, lo llevé a mi oficina y nos besamos. Momentos más tarde, me despojé a mi tropiezo y me puse de rodillas para chupar el infierno del chico golpe#039;s gigante, polla cortada. Estaba tan confundido. Soy su entrenador. ¿Seguro que estaba destinado a complacerme?
Me empujó hacia el sofá y me devolvió las piernas para que pudiera conseguir esa lengua adolescente talentosa de su interior de mi agujero.
Fue ##039; no mucho antes de que me alimentara su enorme polla y te dijera, ¡hería como el infierno! Tan pronto como entró, empezó a empujar. En mi espalda con mis piernas en el aire, no pude hacer nada más que ir con el flujo. El placer fue notable.
Me dijo que me pusiera los cuatro y me empujó al pie, escupiendo en mi agujero por un lubricante añadido. Luego volvió dentro de mí otra vez.
Cada vez que pensaba que iba a ser demasiado, él tocaba#039; cambiaba el tempo o la profundidad de sus golpes, y yo me ponía#039; de repente volvía al cielo puro.
Me volvió a dar la vuelta para que pudiera mirar a mis ojos. Me sostuvo las piernas y me martillaba, luego me dijo que iba a disparar...
Podría sentir un río que fluye rápido en mí. Salió y pude sentir la esperma tratando de seguir su pene, pero luego lo volvió a empujar.