Javier Angel no sólo folla, devora. Cara sepultada, lengua profunda, sosteniendome abierta mientras hacía un desastre de mi agujero. Cuando finalmente llegó al aire, su polla ya estaba goteando, frotando, listo para tomar exactamente lo que quería. Y confía en mí-no se detuvo hasta que fui estirado, relleno, y rogando por más.