El comportamiento ejemplar de Elder Valor en la hermandad no ha pasado desapercibido. Él ha estado luchando por la grandeza desde el primer día, y el día ha llegado para que él sea recompensado por ello. El presidente Sinns llama al joven misionero a la cámara sagrada para sus rituales especiales y le rompe la buena noticia: está listo para convertirse en un miembro completo de la fraternidad. El corazón de Jack salta un latido mientras escucha las noticias. No sólo está emocionado de recibir este santo unción de su líder favorito de la iglesia, sino que también está intrigado acerca de la ceremonia que está a punto de desentrañar. Ha oído historias sobre actos pecaminosos y desvíos que suceden en estos rituales, motivando a Jack a ser el mejor entre sus compañeros hermanos para participar en este ritual. Ahora, el día finalmente llegó, y está dispuesto a obedecer cada uno de los mandamientos lujuriosos del Presidente Sinns, incluso si significa romper cada voto que le han ordenado obedecer cuando se unió por primera vez a la misión.