Ser presidente de la Orden no es una tarea fácil porque tengo que lidiar con cada misionero que rompe las reglas y asegurarse de que todavía son dignos. Cuando averigüe que alguien ha estado viendo porno, lucho porque sé que si los reporto, serán expulsados. Si el tipo está dispuesto a demostrar que pueden seguir mis pedidos, puedo ignorar sus ofensas pasadas y mantener todo entre nosotros, pero no será fácil. Si quieren ganar ese privilegio, tendrán que mostrar cuánto lo quieren al estar dispuestos a expiar. Comenzaré quitando sus sagrados Garamentos y azotando su culo desnudo. Después de eso, comienza el verdadero desafío. Si quiere quedarse, tendrá que cuidar de mi polla dura, déjenme poner su profundo en mi boca, y permítanme que le pegue el culo por el tiempo que quiera. Si pasan estas pruebas, todos serán perdonados, pero sólo se les permitirá tocarse si estoy cerca.