Una vez más un dreary día de otoño en Praga. Cuando me desperté ya estaba decidido a encontrar a alguien que realmente tiene que animarme. Fui a una hermosa plaza en el lado más pequeño (Mala Strana) mientras llamamos la parte más pequeña de la ciudad en el otro lado del río Vltava. Y de hecho conocí a unos cuantos jóvenes allí. Ya el primer tipo aceptó mostrarme su pene. Pero no estaba muy triste de que no estuviera de acuerdo más porque no era mi primera opción. Algunos intentos más tarde finalmente encontré mi Cueva del día. Parecía muy inteligente. Planeó asistir a la universidad en unos meses y: estaba roto. Le ofrecí dinero para un trabajo de mano. Y cuando estábamos en el hotel de hora se convirtió en mi perra.